Ser el pateador de un equipo de fútbol americano parece fácil; participas en pocas jugadas, no recibes golpes de los contrincantes, el desgaste físico no es mayor y la presión parece no ser constante. Sin embargo, muchas veces estos jugadores son quienes pueden definir un partido; al cometer errores en puntos extras o goles de campo, o pueden conseguir la victoria y convertirse en las estrellas del encuentro. En Borregos México, esta labor la realiza semana a semana Alfredo Gachuz, que con su número 10, ha sido constante temporada a temporada en darle puntos importantes al equipo y en muchas ocasiones, llevarlos a la ansiada victoria.
El ejemplo más reciente es el encuentro contra Borregos Puebla, donde se vio explotado al máximo su potencial. Gachuz tuvo que ingresar al terreno de juego en varias ocasiones para poder conectar patadas que le dieran ventaja a su equipo, dos de estas fueron goles de campo de más de 50 yardas que conectó a la perfección para ponerlo hasta ahora como el único pateador en la liga con goles de campo de esta longitud. No obstante, hubo un momento de alta tensión cuando falló una patada de tres puntos, y el equipo poblano empató el encuentro. Llegó una segunda oportunidad cuando tuvo la oportunidad de patear de nuevo. En sus pies estaba la victoria o el alargue a tiempos extra que complicaría aún más el juego. Se repitió a sí mismo las secretas palabras que repasa una y otra vez en su cabeza antes de cada patada para concentrarse y llegó a su posición para colocar el ovoide en medio de los dos postes y así darle la victoria a Borregos México.
Así, una vez más, el pateador se convierte en el salvador del equipo. El jugador que a pesar de no sudar como los demás, puede definir encuentros y puede recibir la gloria o cargar con una dolorosa derrota. En los partidos siguientes seguirá aspirando a lo máximo, obteniendo los puntos que le corresponden y haciendo su parte por conseguir más victorias para el equipo.